El cuerpo representa un complejo y maravilloso instrumento musical, a través del cual las melodías de la vida se expresan.
Cada órgano y sus funciones fueron diseñados con el fin de emitir determinadas notas musicales, que en armonía resumen la identidad de cada ser.
Por causas emocionales y mentales, el cuerpo físico se desvitaliza y se vuelve permeable ante la manifestación de posibles enfermedades.
Los cuencos de cuarzo le reintegran a cada órgano y función, sus sonidos originales, vivificando y fortaleciendo su esquema energético.
El sonido ejerce una profunda sanación, al hacer vibrar al órgano como un diapasón, dando lugar a que vibraciones desbalanceadas y sedimentadas sean desplazadas del cuerpo, otorgándole al organismo un estado de salud renovada.
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