El cuarzo pulverizado se coloca en moldes que comienzan a girar, generando una fuerza centrífuga específica.
Las partículas de cuarzo se adhieren al molde por el mismo movimiento rotatorio, y en ese instante se coloca dentro del molde un tubo fotovoltaico capaz de manifestar una temperatura de 4000 grados. Allí el cuarzo se funde y al enfriarse se condensa y asume la forma de vasija.
Finalmente cada Crystal Bowl es testeado y monitoreado con el fin de determinar su resonancia acústica y su nota musical, con el fin de garantizar un producto de alta performance y calidad de excelencia.
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